jueves, 25 de marzo de 2010

Los riesgos de la muerte súbita



La muerte súbita del lactante es la primera causa de muerte en los países occidentales en niños de entre uno y doce meses. Se ha convertido en una pesadilla que atormenta a muchos padres. Según las ultimas estadísticas, en Europa mueren al año 5 mil lactantes, víctimas del síndrome de la muerte súbita. En España, mueren en media 100 bebés al año, lo que se traduce en que el síndrome afecta a uno de cada mil bebés. Mientras la mortalidad infantil ha disminuido sustancialmente en los países desarrollados, el síndrome ha aumentado en importancia.

¿Qué es la muerte súbita?
El Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL) se define clínicamente como "la muerte repentina e inesperada de un lactante aparentemente sano". Representa la causa de muerte más importante en lactantes con edad inferior a un año, excluyendo el período neonatal.

¿Cuáles son sus causas?
A pesar de las investigaciones realizadas en los últimos 20 años, todavía no se tiene respuestas claras sobre eso. En la actualidad se puede reducir los riesgos, pero todavía se desconoce los mecanismos que llevan a la muerte. Es una de las enfermedades más desconocidas de nuestros días. Se considera el Síndrome como un proceso causado por varios factores, incidiendo en un lactante aparentemente sano, que altera su respiración y conduce a su muerte inesperada mientras duerme.

¿Qué lactantes tienen más riesgo de sufrir el síndrome de la muerte súbita?
Se debe prestar atención a tres grupos de lactantes:
- Prematuros- que presentan apneas o pausas prolongadas sin respirar, y a otros con displasia bronco pulmonar.
- Lactantes que presentan una apnea de causa desconocida o un Episodio Aparentemente Letal (sensación de falta de respiración, cambios de coloración, piel morada o pálida, pérdida de tono muscular o fuerza...).
- Hermanos posteriores o gemelos de una víctima del síndrome.

¿Existe alguna recomendación médica de cómo ayudar a evitar la muerte súbita?
Según algunas investigaciones, es recomendable que los padres sigan algunas recomendaciones que están, de alguna forma, "protegiendo" a los niños del síndrome:
1- posición supina (boca arriba para dormir)
- Los niños sanos deben dormir en posición boca arriba. Hay que quitarle las almohadas y cojines gordos o colchas gruesas a la cuna donde lo acuestas, ya que podrían ahogar al lactante.
- Niños con reflujo gastro-esofágico patológico deben dormir de costado o boca abajo.
2- El niño debe estar en una atmósfera libre del humo de los cigarrillos, antes del nacimiento y luego del mismo.
- Si la madre fuma durante el embarazo y durante el primer año de vida del bebé, el riesgo del síndrome se incrementa en 4.09 veces.
- Si ambos padres fuman, el riesgo se incrementa en 2.41 veces más.
3- La cabeza del bebé no debe quedar cubierta con ropa de cama mientras duerme.
- Los estudios demuestran que entre 16 y 22% de los niños victimas de la muerte súbita tienen su cabeza cubierta por ropa de cama.
- Es conveniente que los pies del bebé contacten con el limite de la cuna. De ésta manera el bebé tiene menos posibilidades de desplazarse por debajo de la ropa de cama.

Asistencia a los padres
La muerte súbita e inesperada de un bebe produce enorme dolor a los padres y sus familiares. Cuando un bebe fallece por una causa desconocida como es el caso de este síndrome, ese dolor se acompaña de la pregunta: ¿Porqué falleció mi hijo? Por otra parte, la iniciativa formativa aborda el tratamiento psicológico de los padres que sufren la pérdida de un hijo o que padecen un episodio aparentemente letal, para evitar las situaciones de estrés derivadas de estas situaciones.
Es importante fomentar la creación de asociaciones para asistir a los padres cómo también difundir las campañas de prevención del Síndrome de la Muerte súbita en lactantes.

Reflujo gastroesofágico de los bebés


El síntoma más común son los frecuentes vómitos

No existe nada más incómodo y molesto cuando, después de comer, el alimento, sólido o líquido, es devuelto del estómago al esófago, provocando vómitos y náuseas. Ese mal rato no es una experiencia sólo de algunos adultos. El reflujo gastroesofágico, como es conocido, afecta también a los bebés, principalmente después de las tomas de biberón y de las comidas.

El esófago es un canal muscular que conduce los alimentos de la boca al estómago. En la parte inferior de ese músculo está el esfínter que funciona como una válvula que se abre para que el alimento pase al estómago, y se cierre para evitar que el alimento vuelva. Cuando el esfínter no funciona bien, sea por su inmadurez o por su debilidad, el alimento acaba por volver al esófago y de ahí a la boca, provocando mucha acidez y vómitos. Eso es lo que ocurre cuando el bebé sufre de reflujo gastroesofágico, un trastorno digestivo muy común en los bebés.

Síntomas del reflujo en los bebés
El síntoma más común son los vómitos frecuentes y en gran cantidad. Aparte de eso, se puede notar que el bebé llora aparentemente sin motivo y con persistencia, se muestra irritable, tiene dificultad para dormir, tose con frecuencia, da arcadas, y se niegue a comer. Consecuentemente, el bebé no gana o pierde peso, no crece, o puede, en casos más crónicos, tener una inflación en el esófago, e incluso llegar a tener una úlcera.

Causas del reflujo
En la mayoría de los casos, los bebés presentan reflujo por causa de la inmadurez de su sistema digestivo. A partir de los seis meses, cuando el bebé empieza a estar más erguido, y cuando inicia la dieta de alimentos sólidos, el problema suele remitir. Normalmente, eso ocurre en un 80% de los casos. El reflujo solamente es considerado patológico cuando los episodios de vómitos y regurgitaciones no cesan después de los seis meses.

Recuerda que un diagnostico preciso solamente lo puede dar un pediatra. Así que si tu bebé presenta algunos de esos síntomas no se adelante pensando que lo que tiene es reflujo. Primero, consulta con el pediatra, quién hará las pruebas y exámenes apropiadas al caso.Cómo aliviar el reflujo de tu bebé.

Cómo suavizar los síntomas del reflujo
La mejor forma para suavizar los síntomas del reflujo es mantener al bebé en posición vertical después de su alimentación, evitar moverlo demasiado, y hacerle eructar varias veces mientras toma el biberón o le da de mamar. Es recomendable también que le des de comer más veces y en menor cantidad. A partir del tercer o cuarto mes, se puede espesar la leche y controlar que los agujeros del biberón sean del tamaño adecuado para que el bebé no trague aire al comer. Aparte de eso, es necesario evitar las grasas, las frituras, el chocolate, zumos cítricos, bebidas con gas, e yogur. Es aconsejable que el bebé duerma ligeramente incorporado. Ponga un cojín debajo de su almohada.
Si notas que los síntomas siguen y que eso esté perjudicando la salud de tu bebé, consulta con el pediatra para que le haga las pruebas pertinentes al caso de tu bebé.

Tratamiento del reflujo
Para tratar un caso de reflujo hay que considerar la edad y los síntomas de los bebés. Algunos pueden que no necesiten tratamiento y sólo precisen de algunos cuidados para aliviar los síntomas. Otros, puede que necesiten de medicamentos. Pero en poquísimos casos se indica una cirugía.

Cuándo el reflujo es grave
El reflujo se convierte en una preocupación cuando, al volver el alimento del estómago al esófago, se vierta en el conducto de aire. Eso puede causar problemas de respiración, asma, neumonía, y en algunos casos, el síndrome de muerte súbita del lactante.
Los casos más graves son tratados con fármacos que ayudan a neutralizar la acidez del estómago. Los efectos de los medicamentos son tan eficaces que en pocos casos se llega a indicar una cirugía.

Fuentes consultadas:
- Healthsystem- University of Virginia
- Hospital Medical Center - Cincinnati Childrens
- www.guiainfantil.com

Posición en la Cuna


Es importante tener en cuenta algunas consideraciones emitidas por la Academia Americana de Pediatría, sobre la posición de los bebes sanos nacidos a término cuando se los acuesta en la cuna. Estas medidas son recomendadas para evitar posibles problemas respiratorios.

1. Los bebés deben ser colocados en posición boca arriba (posición Supina) totalmente sobre sus espaldas (IDEAL), o de costado. Si es colocado de costado, se debe llevar el brazo que hace contacto con la superficie de la cuna, hacia delante para que así el niño no pueda darse vuelta hacia la posición boca abajo (posición Prona).
2. No es aconsejable que los bebés duerman en lugares que son diseñados para adultos, ya que pueden ser peligrosos (cama con cabecera, apoya pies o con barrotes).
3. Debe evitarse que los niños duerman en superficies blandas: colchones blandos u otros.
4. Se debe evitar que el lugar donde duerme el niño, tenga materiales suaves o blandos: almohadas, frazadas, mantas, peluches.
5. Tanto las sabanas como las colchas deben estar bien fijadas a la cama y no estar sueltas, ya que estas pueden cubrir la cabeza del niño. Un consejo es que el niño sea cubierto hasta el pecho quedando los brazos por fuera, o utilizar ropa de dormir abrigada y sin nada que lo cubra.
6. El niño no debe sufrir un sobrecalentamiento, lo recomendable es que debe ser apenas tapado para dormir. Controle que la temperatura del cuarto debe ser agradable para Ud. vistiendo una ropa liviana.
7. No es recomendable el colecho o que duerman varios en una cama. Si esto sucede se deben cumplir las recomendaciones previamente mencionadas (items 1-6). Se aconseja que ubiquen la cuna del bebe al lado de la cama de los padres. No es recomendable que otras personas que no sean los padres, duerman con el bebé.
8. Si los padres deciden dormir con el niño no deben fumar ni usar sustancias (medicamentos, drogas u alcohol) que puedan dificultar el despertar.
9. La posición "panza abajo" conviene que se programe o se adopte cuando el niño esta despierto, alerta y así esto favorece su proceso de desarrollo. Es conveniente que el mismo sea controlado por un adulto.

FUENTE: Revista Pediatrics 2000 (105). y www.mednet2004.com.ar

La importancia de dormir bien


Todos los padres sabemos lo esencial que es dormir para el crecimiento. Por eso, muchas veces nos preocupamos porque nuestros hijos se acuestan tarde o tienen muchas pesadillas. ¿Cómo hacer para que logren mejores hábitos de sueño?

Una de las cosas que más nos preocupa como padres es que nuestros hijos duerman bien. Desde que los chicos nacen nos damos cuenta de lo importante que es el sueño para el bienestar de todos, pues determina que durante el día un bebé esté alegre o llorón, y sus papás, descansados o exhaustos.

La importancia del sueño no termina cuando el bebé crece y deja la cuna; es vital también para los niños en edad escolar. Una buena noche de descanso los prepara para el día: los ayuda a lidiar con el estrés social y el ajetreo de la escuela, y también a aprender.

Los niños siempre se han rebelado contra los horarios rígidos para dormir, y más aún hoy con tantas distracciones que los mantienen despiertos y fuera de la cama. La televisión, Internet, los teléfonos y los videojuegos compiten por capturar su atención a la hora de acostarse.

Y aunque creas que tus hijos son los únicos que están corriendo por la casa a las 10 de la noche, lo cierto es que a muchos chicos les cuesta tener un buen descanso nocturno. Algunos de los problemas más comunes que los afectan son: dificultad para conciliar el sueño o para permanecer dormidos, despertarse muy temprano o con sensación de fatiga, y cómo no… las pesadillas.

¿Cuánto dormir?

Los chicos difieren en cuanto al número de horas de sueño que necesitan. La mayoría de los niños en edad preescolar necesita entre 10 y 12 horas diarias; a los nueve años, cerca de 10 horas, y al llegar a la pubertad, entre ocho y nueve horas, si bien muchos chicos duermen menos.

En la adolescencia, etapa en que los muchachos están activos todo el día, el desarrollo del cuerpo y el cerebro los obliga a consumir más energía, así que su necesidad de sueño vuelve a aumentar. Por eso muchas veces se caricaturiza al adolescente tirado en la cama sin ganas de nada o levantándose tarde. Uno de los aspectos más interesantes de la fisiología de los adolescentes es que su ciclo de vigilia y sueño se retrasa hasta dos horas. Esto implica que no les da sueño hasta bien entrada la noche y, a causa de ello, se despiertan tarde a la mañana.

Mientras que los niños menores de 13 años empiezan a segregar melatonina (la hormona que provoca sueño) hacia las 8 o 9 de la noche, casi todos los adolescentes la producen cerca de las 11, así que antes de esta hora por lo regular no sienten sueño; físicamente, no pueden conciliarlo.

En el otro extremo está el cortisol, la sustancia que nos hace despertar. Los adolescentes no la segregan hasta alrededor de las 8:15 de la mañana, normalmente demasiado tarde para llegar a tiempo a la escuela.

Así que si tu hijo está somnoliento y se frota los ojos durante el desayuno, no desesperes, no lo confundas con pereza. Simplemente es su reloj biológico. En unos años volverá a los horarios habituales.

Sin embargo, no dormir lo necesario puede provocar falta de atención en la escuela, problemas de memoria, altibajos en el desempeño y mal humor. Por eso es importante que formes sus hábitos desde temprano.

A continuación, cinco maneras de ayudar a los chicos a adquirir hábitos más saludables a la hora de dormir:

1. Fijá un horario regular para ir a la cama. Aunque los chicos se rebelen, hacé que se vayan a dormir entre semana a la hora establecida. Los sábados y domingos podes permitirles acostarse un poco más tarde.

2. Brindales un tiempo para relajarse. Con hacerlo unos 45 minutos antes de dormir basta para que luego duerman más tranquilos. Esto puede incluir apagar la televisión, calmarlos charlando con ellos y evitar que consuman alimentos y cafeína antes de irse a dormir.

3. Establecé una rutina a la hora de acostarse. Asegurate de que los niños vayan antes al baño y se cepillen los dientes para que ya vayan acostumbrándose a la idea de irse a la cama.

4. Los dormitorios son para dormir. Se aconseja que la televisión y la computadora estén en otro lugar. Crea un ambiente tranquilo, como el de una cueva: cuanto más oscuro, mejor.

5. Ayudalos a caer en el sueño. Esto implica mantener el dormitorio a oscuras para reducir la temperatura corporal y reconocer la función de la melatonina en el ciclo del sueño.

Un mejor conocimiento de la fisiología y los ciclos del sueño es la base para ayudar a tus hijos a descansar mejor por la noche.

Fuente: Revista Selecciones y www.materna.com.ar